La Unión Europea contra España

Publicado por Unknown On miércoles, agosto 18, 2010



En mayo de 2002, durante la campaña para los comicios generales de Holanda, fue asesinado el carismático y, según todas las encuestas, gran favorito para la victoria final, el candidato de la derecha nacionalista, Pym Fortuyn. Entre otras cosas, Fortuyn defendía la salida inmediata de Holanda de la Unión Europea, así como el cierre de fronteras a la inmigración ilegal extracomunitaria. Un “ecologista de personalidad compulsiva” llamado Volkert van der Graaf le asesinó días antes de las elecciones y fue condenado a veinte años de cárcel.
Asimismo, el presidente polaco Lech Kaczynski fallecía en un accidente aéreo a principios de abril de 2010 cuando su avión se estrelló cerca del aeropuerto de Smolensk en Rusia. A bordo viajaban 87 personas y no hubo supervivientes. Lech Kaczynski se había distinguido por ser uno de los líderes políticos más reacios a hacer nuevas cesiones de soberanía nacional a la Unión Europea. Kaczynski era, por decirlo suavemente, un personaje “incómodo” en el seno de la UE.
Jörg Haider, gobernador del estado federado de Carintia (gobernado por Haider desde 1999 ininterrumpidamente) y jefe de la Alianza para el Futuro de Austria, defendía un programa político muy parecido al del holandés Pym Fortuyn.
Haider murió en octubre de 2008 en un grave accidente automovilístico al sur de la ciudad de Klagenfurt. Iba solo al volante de su vehículo cuando se salió de la carretera, en un adelantamiento, y se estrelló contra un pilar de hormigón. Haider había sido una figura determinante en el panorama político austriaco de los últimos 20 años. Su repentina muerte conmocionó a Austria en un momento de especial incertidumbre, dos semanas después de las elecciones legislativas que se saldaron con un nuevo triunfo de los nacionalistas.
Dado que en el seno de la UE no agradó lo que el electorado austriaco había decidido libremente en las urnas, Bruselas impuso a Austria una batería de sanciones diplomáticas e Israel retiró a su embajador. Cediendo a las presiones internacionales, Haider dejó a sus colaboradores a cargo del Gobierno y se retiró a la región de Carintia para evitarle al país males mayores. El aviso fue demasiado claro y rotundo para ignorarlo.
Estas recientes muertes de políticos nacionalistas, demuestran que la Unión Europea está actuando de forma fraudulenta en la política interna de los países miembros para acelerar su proceso de consolidación como una realidad política supranacional. De ahí que cuantos ponen en duda la conveniencia de dicho proyecto, desaparezcan inmediatamente de la escena pública, o sean ejecutados mediante oportunos accidentes.
Pero esto no debe amedrentarnos. Debemos seguir defendiendo nuestra identidad nacional española por encima de una difusa “ciudadanía europea de segunda clase” y denunciando la miserable actitud de la Unión Europea hacia nuestro país.
España no es un mercado, o una región europea de libre comercio: es una Nación cristiana con mil quinientos años de historia como Estado independiente, desde la formación del Reino visigodo en el siglo V, tras la desintegración del Imperio Romano.
Por todo esto, el orgullo de ser español debe ir más allá del ámbito futbolístico, y si Marruecos decide bloquear la frontera de Melilla, debemos exigir al Gobierno que cierre todas las fronteras con Marruecos y boicotear la entrada de sus productos. Hemos de tener muy claro que las continuas provocaciones de Marruecos están alentadas por el propio monarca alauita y cuentan con el beneplácito de la Unión Europea y de Estados Unidos.
Marruecos, sin formar parte de Europa, se beneficia de un estatus de “país asociado” a la UE que lesiona gravemente los intereses de España, y buena parte de las inversiones europeas que debían haberse empleado en Andalucía se han desviado a Marruecos siguiendo las directrices de Bruselas que pretende crear allí una zona de libre comercio que ya tiene nombre: Euromagreb.
Porque en este nuevo sistema mercantilista, la historia, la tradición, el patriotismo y los sentimientos nacionales no cuentan. Es más, están proscritos. Y mientras el gobierno socialista sigue jaleando las ambiciones expansionistas de Marruecos y tolerando el bloqueo de la frontera en Melilla, la televisión pública emite un anuncio de dudoso gusto y totalmente inoportuno donde el antiguo sultanato declara “que están preparados” para recibir nuevas inversiones españolas. ¿Acaso no parece una burla?
Así, al tiempo que las empresas españolas se deslocalizan para instalarse en Marruecos, los cada día más escasos puestos de trabajo disponibles son ocupados, entre otros, por inmigrantes ilegales marroquíes. Y mientras un trabajador autónomo español debe pagar unos 275 euros para tener derecho a la cobertura sanitaria pública, ésta se ofrece gratuitamente a un “sin papeles” marroquí recién llegado. ¿Por qué?
La Constitución española reconoce el derecho al trabajo de los españoles, no de los marroquíes. Además, un país con 5 millones de parados no puede permitirse el lujo de dar trabajo a extranjeros. Mucho menos si esos extranjeros son paisanos de los mismos que pusieron las bombas del 11-M en los trenes, si hacemos caso a la versión oficial, y demuestran una actitud tan hostil hacia España.
Si Marruecos amenaza con mantener el bloqueo de la frontera en Melilla durante todo el mes de agosto, paguémosle con la misma moneda: bloqueo de todas las fronteras con Marruecos. ¿Qué sucederá cuando los marroquíes que están allí de vacaciones quieran regresar a sus lugares de residencia en Europa? Seguramente entonces la UE intervendrá para exigir a España que abra las fronteras. Pero hasta el momento no se ha pronunciado a favor de nuestro país para denunciar la actitud marroquí y pedir al rey alauita que ponga fin al bloqueo. La UE ha dado una vergonzosa callada por respuesta. Una más. ¿Qué beneficios nos reporta seguir en la Unión como ciudadanos de segunda o tercera clase, por detrás de Marruecos, que ni siquiera es un país europeo?
En Líbano y Afganistán no se nos ha perdido nada. Nuestro enemigo secular se encuentra al otro lado del Estrecho. Ya está bien de dar la cara por la OTAN, por la UE y por la ONU. En la crisis del islote de Perejil no hicieron nada por nosotros y tampoco lo harán mañana en Ceuta y Melilla. Estamos solos.
¡Adelante por España!

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