El Casar

Debo reconocer que dentro de la preocupación propia del momento que vive nuestra nación me estoy divirtiendo. Creía que eso de ir a dar un mitin y ser apedreado, rodeado, acosado, insultado y cercado solo nos tocaba a los “ultras” de DN y mira por donde ahora va y le toca a la clase política, en especial a la más traidora y ruin de todo nuestro suelo patrio, a la casta política catalana. De perdidos al río, este régimen no puede continuar así.

No voy ha hacer el discurso fácil criticando al movimiento 15M, diciendo eso de que la democracia está para respetarla y bla, bla, bla… no voy a hacerlo porque no lo pienso. Vaya por delante que no comparto los fines de esta masa de perroflautas y de ultraizquierdistas que encabeza las protestas pero en un sistema político donde los partidos pequeños no tenemos posibilidad alguna, donde la banca financia y fideliza a los grandes partidos para que legislen a su gusto, donde los medios de comunicación y la propia JUSTICIA está controlada por esos mismos lobbys económicos persiguiendo, censurando, acosando y encarcelando a todo aquel que no interesa que hable. Donde quienes somos disidentes carecemos de derechos, se nos difama impunemente y se nos agrede sin que haya justicia alguna, donde ciertos grupos terroristas prosperan a la sombra del gobierno, un gobierno que subió gracias a un terrible atentado tras el cual ha impedido su investigación por todos los medios, un país donde lucir la bandera de ese mismo país te puede costar un agresión o incluso una multa, un país donde no hay derechos, ni fronteras, donde defenderte de un atraco está más penado que el propio atraco o donde defender tu hogar te puede llevar a una oscura celda, un país donde los políticos que nos piden que ahorremos despilfarran en prebendas y corruptelas con total impunidad… Un país así no vive en democracia y cuando nos enfrentamos a una tiranía la rebelión no es sólo la única opción, es un imperativo moral.

En cualquier otra época pasada un gobernante como Zapatero y su camarilla de vendepatrias acabarían fusilados o en la cárcel.

Decía que ver cercado al desleal y traidor parlamento catalán, rodeado por esos mismos a los que ellos han subvencionado y tolerado mientras quemaban banderas de España tiene algo de justicia kármica. Verlos acogotados, como ratillas huyendo en furgones policiales y helicópteros me ha recordado ciertos pasajes de nuestra historia pasada.

De momento es la ultraizquierda la que manipula el descontento popular pero la gente comienza a estar harta no solo de los políticos, sino también de los abusos flagrantes a los que nos someten los delincuentes, harta del separatismo y sus terroristas, de no poder matricular en España a sus hijos en español, hartos de ser segundones en su propia tierra y de ver como los extranjeros pasan primero a la hora de recibir todo tipo de ayudas.

Es vox populi, las conversaciones en los bares, en los parques, en los centros de trabajo, en las universidades… todo el mundo está harto de esta casta política y su corrupción, quieren una nueva democracia y también una política social al servicio de las clases medias, no de las minorías sexuales, étnicas o ideológicas… quieren prioridad para los Españoles y quieren que impere la justicia, que los delincuentes, sean terroristas, violadores, pedófilos o políticos corruptos cumplan duras penas en las cárceles… Quieren toda una serie de cosas que todas unidas forman DEMOCRACIA NACIONAL, sólo que aún no nos conocen, el objetivo de nuestros militantes durante los próximos meses será pescar en rio revuelto conscientes que las próximas elecciones van a ser decisivas para nuestro partido pero sobre todo para España.

Rubalcaba está loco si cree que abriendo la caja de Pandora puede controlar todo esto, puede engañar al pueblo un tiempo pero no eternamente, al final la gente, el pueblo español reaccionará como históricamente lo ha hecho, tarde pero visceralmente, y entonces esta casta política tendrá que coger lloriqueando las maletas, sus helicópteros y salir cagando leches hacia Wall Street a ver si allí sus amos les acogen.