Parece que lo de proletarios del mundo uníos ha quedado “de mode” entre la izquierda española, empeñada en demostrarnos que los marxistas pueden ir en mercedes, disfrutar de yates de lujo, ir de señoritos a cacerías … en definitiva, ser ricos y a la vez seguir presentándose como salvadores de las clases más desfavorecidas. No es incompatible disfrutar de la buena vida y el dinero, es decir vivir como capitalistas y actuar como burgueses, siempre y cuando sigas proclamándote progre y de izquierdas.
El más conspicuo ejemplo lo tenemos en Jaume Roures Llop, dueño de Mediapro, empresario crecido a la sombra del poder político, multimillonario de lance, pero trotskista y nacionalista catalán de corazón. Qué les vamos a contar de PRISA y el clan del fallecido Polanco, o de Felipe González, hoy broker del mayor especulador de Sudamérica. Las faldas de Versace de a medio millón que Guerra compraba a su pareja, son una anécdota comparadas con toda aquella beautiful people que rodeaba al gobierno de Felipe González y que se hizo rica a base de “pelotazos”. Quintana nos ha salido alumno aventajado, el líder del muy marxista BNG se esta modernizando a pasos agigantados, ya se pasea en yates de 40 metros de eslora con destacados miembros de la oligarquía empresarial de Galicia. Siguiendo por tierras gallegas, Touriño no para de gastar dinero público en coches de lujo y despachos que envidarían los ejecutivos de las más grandes multinacionales del capitalismo global. Por no hablar de la burguesa costumbre del chalecito al lado del mar, que con tanta fruición disfruta Pepiño Blanco y demás inquilinos de Villa PSOE.
O del “rojo” Bermejo y sus cacerías al más puro estilo de señorito andaluz. Otro que comparte con Touriño el gusto por los coches de lujo es Benach, el líder de ERC que gastó casi 10.000 euros en extras para su Audi oficial. ¿Y que nos dicen del matrimonio Saura haciendo “shoping” por las tiendas más exclusivas de Barcelona? Suma y sigue, no tienen más que mirar a su alrededor para encontrar ejemplos de políticos, actores, periodistas o intelectuales socialistas, progresistas comunistas o marxistas y el ritmo de vida que llevan y los privilegios de los que disfrutan frente al resto de los mortales.
El gusto por el lujo no es incompatible con el neo-marxismo de los izquierdistas del siglo XXI, que han conseguido el más difícil todavía al vivir como auténticos burgueses pero sin las ataduras morales de la derecha. Su relativismo moral ha terminado por imponer la filosofía del es bueno todo aquello que me beneficia. ¡Burgueses del mundo uníos¡
(Fuente Minuto Digital)
El más conspicuo ejemplo lo tenemos en Jaume Roures Llop, dueño de Mediapro, empresario crecido a la sombra del poder político, multimillonario de lance, pero trotskista y nacionalista catalán de corazón. Qué les vamos a contar de PRISA y el clan del fallecido Polanco, o de Felipe González, hoy broker del mayor especulador de Sudamérica. Las faldas de Versace de a medio millón que Guerra compraba a su pareja, son una anécdota comparadas con toda aquella beautiful people que rodeaba al gobierno de Felipe González y que se hizo rica a base de “pelotazos”. Quintana nos ha salido alumno aventajado, el líder del muy marxista BNG se esta modernizando a pasos agigantados, ya se pasea en yates de 40 metros de eslora con destacados miembros de la oligarquía empresarial de Galicia. Siguiendo por tierras gallegas, Touriño no para de gastar dinero público en coches de lujo y despachos que envidarían los ejecutivos de las más grandes multinacionales del capitalismo global. Por no hablar de la burguesa costumbre del chalecito al lado del mar, que con tanta fruición disfruta Pepiño Blanco y demás inquilinos de Villa PSOE.
O del “rojo” Bermejo y sus cacerías al más puro estilo de señorito andaluz. Otro que comparte con Touriño el gusto por los coches de lujo es Benach, el líder de ERC que gastó casi 10.000 euros en extras para su Audi oficial. ¿Y que nos dicen del matrimonio Saura haciendo “shoping” por las tiendas más exclusivas de Barcelona? Suma y sigue, no tienen más que mirar a su alrededor para encontrar ejemplos de políticos, actores, periodistas o intelectuales socialistas, progresistas comunistas o marxistas y el ritmo de vida que llevan y los privilegios de los que disfrutan frente al resto de los mortales.
El gusto por el lujo no es incompatible con el neo-marxismo de los izquierdistas del siglo XXI, que han conseguido el más difícil todavía al vivir como auténticos burgueses pero sin las ataduras morales de la derecha. Su relativismo moral ha terminado por imponer la filosofía del es bueno todo aquello que me beneficia. ¡Burgueses del mundo uníos¡
(Fuente Minuto Digital)
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